Después de muchos currículums enviados y de alguna que otra negativa vía correo electrónico, ha llegado el esperado momento de la entrevista de trabajo. Estás a punto de reunirte con la persona o las personas de las que depende tu posible contratación, así que todo lo que digas y hagas a partir de ahora va a tener una fuerte repercusión en tu futuro laboral.
Por ello, aunque la decisión final nunca dependerá de ti al 100%, es conveniente que estés al tanto de todas y cada una de las cosas que pueden suceder en un proceso de selección. Estar preparado/a y urdir una buena estrategia te asegurará una mayor anticipación a la hora de enfrentarte a una entrevista de trabajo. ¿Empezamos?
1. El momento del SALUDO
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¿Sabías que muchos empresarios consideran que tras haber visto entrar por la puerta a un candidato, observar su forma de dar la mano y sentarse son capaces de decidir sobre su valía? No sabemos hasta qué punto ese pensamiento es común para todos los reclutadores, pero lo que sí parece cierto y universal es que las primeras impresiones son de gran importancia (y no únicamente en relación a la vestimenta escogida para la entrevista de trabajo; también en el mismo momento de la presentación). Así pues:
En cuanto te reúnas con el reclutador mírale a los ojos, estrecha su mano con firmeza (pero sin apretar en exceso) y agradece la oportunidad de ser entrevistado.
- No tutees al reclutador, a no ser que así te lo indique.
- No tomes asiento hasta que el reclutador te lo pida expresamente.
- Sé cortés y espera a que el reclutador empiece la ronda de preguntas; que sea él/ella quien tome la iniciativa.
2. El momento de TOMAR ASIENTO
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En ocasiones, nos centramos tanto en las posibles preguntas del entrevistador y en cómo podemos responderlas de la mejor manera posible, que olvidamos que nuestra postura y nuestro lenguaje no verbal dicen mucho sobre nosotros, incluso más que las propias palabras. Por ello...
- Siéntate derecho/a; hacerlo al borde de la silla suele denotar inseguridad, y hacerlo repantigado falta de respeto.
- No cruces los brazos ni pongas los codos encima de la mesa del entrevistador, ya que puede parecer que estás a la defensiva.
- Si te cuesta controlar los nervios, evita los gestos que denoten nerviosismo (morderse las uñas, golpear con el bolígrafo en la mesa, moverse demasiado en el asiento...)
- Mira al entrevistador a los ojos, pero sin intimidar.
- Muéstrate atento y simpático, pero nunca interrumpas a tu interlocutor.
3. El momento de RESPONDER LAS PREGUNTAS
Ha llegado el turno de las posibles preguntas del reclutador, que pueden estar relacionadas con tu formación, tu trayectoria profesional, tu personalidad o tu interés por la empresa. Como ya habrás preparado previamente estas preguntas, lo único que tendrás que hacer ahora es seguir los siguientes consejos a la hora de responderlas. Sinceridad, claridad y brevedad; esas serán las tres piedras angulares de tus respuestas.
- No te precipites y piensa antes de contestar. No tengas miedo de dedicar un par de segundos a pensar la respuesta.
- Responde de forma clara y breve, sin evasivas ni monosílabos.
- Di SIEMPRE la verdad; la mentira sale a la luz tarde o temprano.
- No utilices expresiones absolutas y tajantes ("Siempre", "Nunca", "Jamás") ni latiguillos ("O sea", "En plan", "Bueno").
- Cuida tu lenguaje; no debes ser ni demasiado coloquial ni usar palabras demasiado rebuscadas.
- Nunca hables mal sobre las empresas o los jefes con los que has trabajado, da muy mala impresión (el reclutador podría pensar que si has hablado mal una vez, podrías volver a hacerlo con ellos).
- No te niegues a responder las preguntas del reclutador, pero si te preguntan algo íntimo o demasiado personal (por tu pareja, tu religión, tu orientación sexual o tu deseo de tener hijos) responde que son cuestiones irrelevantes para deducir tu idoneidad para el puesto al que optas. Dilo con seriedad y diplomacia, pero nunca con agresividad.
- Muestra entusiasmo por el trabajo al que aspiras, pero no lo supliques. Jamás digas que necesitas terriblemente el trabajo, aunque así sea.
4. El momento de HACER TÚ LAS PREGUNTAS
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Una vez terminada la ronda de preguntas, es habitual que el reclutador te ceda el testigo y te pregunte si tienes alguna duda sobre la empresa o las condiciones del puesto ofertado. Encogerte de hombros y decir que no tienes ninguna pregunta puede hacerte un flaco favor, ya que demostrarás poco interés por la empresa y un espíritu conformista poco atractivo para el reclutador.
Por ello, es conveniente que aproveches esta oportunidad y preguntes educadamente todas las dudas que tengas sobre las condiciones de trabajo, el salario, los beneficios adicionales, la formación continua, la posibilidad de teletrabajo y la posibilidad de promoción.
5. El momento de LA DESPEDIDA
Cuando el reclutador ponga fin a la entrevista, ya sea anunciándolo directamente o levantándose de la silla para darte la mano, debes seguir los siguientes pasos:
- Despídete estrechando su mano con firmeza, sonriendo y agradeciendo la oportunidad de haber sido entrevistado.
- Muestra una vez más tu interés por el puesto de trabajo ofertado, pero sin llegar a ser insistente o parecer demasiado desesperado.
- Pregunta cómo va a terminar el proceso de selección, si te llamarán para comunicarte la decisión final o si tendrás que ser tú el que se ponga en contacto con ellos.
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