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En la era digital la estrategia por encontrar trabajo se ha vuelto cada vez más sofisticada. Además de las cualificaciones y la experiencia, un elemento clave para diferenciarse de otros candidatos a un puesto o proyecto es la marca personal. Construirla es fundamental y no es algo que se pueda hacer de una vez por todas, debe actualizarse, mejorarse y adaptarse constantemente a los tiempos que evolucionan, con nuevas prioridades y necesidades por parte de los empleadores.
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La marca personal es la identidad distintiva y bien definida de una persona, incluye valores, habilidades y experiencias. Es el arte de crear y promover la propia imagen, con el fin de inducir una percepción positiva en la mente de las personas. Es un proceso similar al de promoción de una empresa o producto, que ha encontrado un poderoso vehículo en internet. Hoy en día, de hecho, la presencia online es indispensable ya que los reclutadores utilizan las redes sociales y los buscadores para obtener información sobre los candidatos.
Aprender a comunicar nuestras habilidades ayuda a captar la atención de los empleadores, crear oportunidades profesionales y construir una red de contactos influyentes. Es un valor añadido que puede marcar la diferencia en un mundo laboral hipercompetitivo como el actual. De hecho, un buen CV, por muy completo e interesante que sea, ya no es suficiente. La marca personal aumenta las perspectivas de éxito en el trabajo.
Eso sí, es una tarea que requiere una gestión cuidadosa de la identidad y coherencia entre la imagen que se pretende proyectar y la que los demás realmente perciben. Además, es un proceso en evolución que necesita un compromiso constante y un seguimiento continuo. Una estrategia de marca personal evolutiva pasa por varias fases que deben manejarse de forma diferente según la etapa profesional por la cuál se está pasando.
Cómo hacer crecer tu marca personal
De hecho, una marca personal tras pasar por las fases de creación, que incluyen la autoevaluación, la definición del objetivo y de la audiencia, así como la elaboración de una estrategia editorial y de comunicación, no puede fosilizarse en la propuesta inicial. A medida de que evoluciona el mundo del trabajo y la trayectoria del profesional, la marca debe adaptarse y modificarse. Es un cuidado similar al que hay que dedicar a los bonsai: un trabajo ligero, fino y constante.
No todas las redes son válidas para siempre
Dependiendo de la fase por la que se esté pasando, puede ser más adecuado abrir una página web personal o una cuenta en una red social. Y las redes sociales a utilizar también varían según la etapa profesional y el tipo de trabajo. Hace cinco años nadie hubiera pensado en dedicar un minuto a una red como Tik Tok, en cambio, hoy, según el tipo de profesión, esta puede ser la herramienta con más impacto. Al mismo tiempo, un directivo senior difícilmente utilizará este canal, prefiriendo plataformas más institucionales.
Actualización constante de los contenidos
Una vez elegidos los canales a utilizar, hay que actualizarlos periódicamente. Tanto los estilos como los gustos de las personas varían constantemente y una web puede quedarse obsoleta muy rápido. Hoy, por ejemplo, una web programada en Flash se vería anticuada, así como un blog de Wordpress lleno de texto y muy poco visuales. El vídeo, de hecho, ha ganado mucho espacio en los últimos años y la comunicación debe adecuarse a esta modalidad. Lo mismo se puede decir por el podcast: si un profesional quiere difundir contenidos que no sean exclusivamente gráficos, no puede dejar de lado la producción audio y vídeo.
Evolucionar en el posicionamiento en función de los intereses
Uno de los aspectos que más hay que cuidar es el posicionamiento en la red. En este sentido, el profesional debe monitorear las innovaciones y los cambios en el ámbito SEO para permanecer visible en los buscadores. No se trata de convertirse en expertos de la materia, pero sí conocer algunas nociones básicas y valorar invertir algo en una agencia especializada.
El networking es algo que nunca termina
Hay que seguir aumentando y variando la red de contactos, estableciendo relaciones con personas influyentes del sector. De hecho, puede ser que un profesional empiece por un nivel junior y que le interese cierto tipo de contacto, por ejemplo headhunter, en cambio, al crecer su experiencia buscará más perfiles directivos. Presenciar eventos, conferencias o participar en grupos de networking online es útil para ampliar la red de contactos y crear una comunidad fiel a lo largo del tiempo y las evoluciones profesionales.
Formación continua
Hay que seguir aprendiendo y desarrollando nuevas habilidades. Mostrar que se está al día con todas las novedades, especialmente en ámbito tecnológico, es indispensable. Tampoco hace falta dominar cada nueva herramienta, pero sí dejar claro que estamos puestos en las evoluciones técnicas y teóricas del sector de interés.
Medición de resultados
Se debe realizar un seguimiento constante de la eficacia de la marca personal. Esto permite una valoración en tiempo real de cómo está impactando en la carrera y, en caso de necesidad, cambiar de rumbo a las estrategias adoptadas. Además de las herramientas para monitorizar los resultados es útil pedir comentarios a personas de confianza y observar qué hacen las referencias del sector. Sin copiar, pero inspirándose.
Construir y promover una imagen personal requiere tiempo, esfuerzo y constancia, pero puede conducir a una mayor diferenciación, nuevas oportunidades profesionales y éxito general. No se trata de una actividad superficial ni narcisista, sino de una forma de comunicar quiénes somos, qué podemos hacer y qué podemos ofrecer de forma auténtica y convincente.
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