Por Sonora Star
El factor “suerte” ha jugado un papel importante a lo largo de la historia, en la innovación y tecnología. Se dice que muchos objetos que utilizamos a diario se descubrieron por casualidad, como es el caso de la penicilina. Los siguientes inventos nos demuestran que, en ocasiones, los mejores pueden surgir incluso de lo que consideramos como un fracaso
Horno de microondas
Por ser un objeto tan común en los hogares de todo el mundo, en pocas ocasiones se cuestiona cuál fue su origen.
La idea de este aparato surgió durante la Segunda Guerra Mundial. Dos científicos descubrieron el magnetrón -un dispositivo que transforma la energía eléctrica en energía electromagnética en forma de microondas. Lo idearon para combatir la aviación alemana. Pero nunca pensaron que habían puesto la primera piedra de una verdadera revolución en el mundo de la cocina.
Fue descubierto en 1946 por accidente gracias al ingeniero Percy Spencer, de la Raytheon Corporation, quien al realizar pruebas en el dispositivo, en una investigación relacionada con radares, se dio cuenta que una tableta de chocolate que llevaba en un bolsillo se derritió. Inaudito, al científico se le ocurrió probar aquel dispositivo cerca a otros productos alimenticios, con su sorpresa de que se cocinaban gracias a las ondas de baja densidad.
El siguiente gran paso fue una estructura metálica y un orificio en donde introducir la radiación del magnetrón, para que esta tecnología estuviera al alcance de todos, como lo sigue siendo hoy en día.
El marcapasos
El marcapasos es la esperanza de vida de muchas personas que padecen problemas coronarios. Es un dispositivo colocado quirúrgicamente en el corazón y que se encarga de regular la frecuencia cardiaca de las personas. Lo hace mediante impulsos eléctricos.
Lo curioso es que el dispositivo también surgió de casualidad cuando John Alexander Hopps, ingeniero electricista canadiense, estaba investigando los efectos del calentamiento por radiofrecuencia sobre la hipotermia en 1941. Pero no fue hasta 1951 cuando Hopps desarrolló un dispositivo externo que utilizaba tecnología de tubos de vacío para suministrar estimulación cardíaca transcutanea.
La máquina de rayos X
Otro de los aparatos que son imprescindibles en el mundo de la medicina es la máquina de rayos X, la cual es empleada para proyectar el interior del cuerpo. que se emplea para «ver» el interior del cuerpo. Esta surgió cuando se investigaban el influjo de rayos catódicos. Su historia se remonta con los experimentos del científico británico William Crookes, quien investigaba en el siglo XIX los efectos de ciertos gases al inducirles ciertas descargas de energía en un tubo de vacío y electrodos.
Pero fue el físico alemán Wilhelm Conrad Roentgen, en 1896, quien técnicamente los descubrió mientras experimentaba con esos tubos y una bobina en una investigación acerca de la fluorescencia violeta que producían los rayos catódicos. Para probarlo, cubrió ese tubo con una placa de cartón negro con el objetivo de reducir la presencia de luz, aunque descubrió que había un pequeño destello de una pantalla con una capa de platino-cianuro de bario que desaparecía al apagar el tubo.
El experimento fue asombroso: observó que esos rayos producían una radiación visible capaz de penetrar papel de gran espesor e, incluso, placas de metal. Lo que hizo cambiarlo todo fue que decidió emplear placas fotográficas con el objetivo de demostrar el impacto de los rayos X sobre objetos. Cuando lo aplicó a un ser humano -la mano de su esposa- fue revolucionario y dio, como resultado, la primera radiografía: las falanges y el anillo de bodas.
El teflón
Las familias del mundo han sido capaces de cocinar con tranquilidad gracias a los sartenes con teflón. Fue inventado en 1938 por Roy Plunkett, un investigador que trabajaba en la empresa DuPont. Descubrió este polímero similar al polietileno y en el que los átomos de hidrógeno se sustituyen por átomos de flúor.
Lo hizo de casualidad mientras realizaba ensayos con varias sustancias refrigerantes. El científico y un compañero almacenaron tetrafluoroetileno en unos cilindros a presión que fueron sumergidos en hielo seco. Cuando los abrieron descubrieron que en las paredes había una sustancia blanca y cerosa. Así fue como descubrieron este material que se emplea además para revestimientos de aviones, cohetes y naves espaciales.
La pantalla táctil
En la actualidad, los seres humanos vivimos rodeados de pantallas táctiles.
En la década de los años setenta, el doctor George Samuel Hurst y su equipo de investigación utilizaban un acelerador Van de Graff que solo estaba disponible de noche para investigar física atómica en la Universidad de Kentucky.
Cansado del lento progreso, el investigador utilizó papel conductor de electricidad para leer un par de coordenadas X e Y, lo que permitió a sus estudiantes calcular en unas cuantas horas lo que hubiera llevado días. La idea llevó a la primera pantalla táctil para ordenadores.
El HP-150 fue, en 1983, uno de los primeros ordenadores comerciales del mundo que disponía de pantalla táctil. Hoy en día casi todos los teléfonos móviles disponen paneles capacitivos que interactúan con los movimientos de los dedos.
El mouse
El mouse que utilizamos para mover el puntero de nuestras computadoras,n fue diseñado por los científicos Douglas Engelbart y Bill English en los años sesenta en el Stanford Research Institute, y desarrollado por Xerox PARC. La primera maqueta se construyó de manera artesanal en madera. Se patentó con el nombre “X-Y Position Indicator for a Display System”.
Aunque sus creadores esperaban que este dispositivo triunfara, pasaron varios años antes de que esto sucediera. Fue hasta que Xerox lo adaptó en 1981 en el Star 8010, la primera computadora con ratón incluido, aunque no fue hasta que Steve Jobs decidiera integrarlo en sus propuestas como un accesorio cuya fabricación fuera accesible cuando despegó como un objeto revolucionario.
Impresora de inyección de tinta
Las impresoras de inyección de tinta funcionan expulsando gotas de tinta de diferentes tamaños sobre el papel. Gozan de gran popularidad por su capacidad de impresión de calidad a bajo costo.
Su invención se debe a que un ingeniero de la marca Canon descubrió de forma accidental la tecnología de inyección de tinta tras colocar un hierro caliente sobre un bolígrafo por accidente. El calor causó que el bolígrafo expulsara la tinta desde su punta, lo que le sugirió la idea de utilizar una bobina de calentamiento que funcionase con electricidad en cartuchos llenos de tinta. Después de dejar su plancha caliente en su pluma por accidente, la tinta fue expulsada del punto de los bolígrafos unos minutos después. Este principio condujo a la creación de la impresora de inyección de tinta.
La caja negra de los aviones
La caja negra fue una idea desarrollada por el químico australiano David Warren, que después de investigar en 1953 el accidente de un Comet, el primer avión comercial a reacción, desarrolló la idea de registrar las voces de los pilotos y la actividad de los instrumentos en la cabina de mando de los aviones en un sistema capaz de permanecer a salvo tras un accidente.
Inicialmente, el Departamento de Aviación Civil de Australia despreció la «caja negra» de Warren considerándola como un invento inútil. Sin embargo, en 1958, después de que un funcionario aeronáutico británico viera el dispositivo, Warren recibió el dinero necesario para su fabricación comercial. Actualmente, es un equipo indispensable en la mayoría de los aviones.
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