Por Salima Sánchez
Psicóloga clínica especialista en Neuromarketing y RRHH. Una apasionada del mundo del marketing Digital y del comportamiento humano?
En un mercado laboral tan competitivo como el actual es importante saber diferenciarse. Precisamente por ello, en los procesos de selección cada vez se valoran más otro tipo de habilidades personales que garanticen la adaptación de un perfil al puesto de trabajo. Pero, ¿de qué características hablamos? ¿cuáles son las actitudes y aptitudes que más valoran las empresas?
En este post vamos a ver la diferencia entre actitudes y aptitudes profesionales, además de repasar las más valoradas por las empresas en el año 2020.
Diferencia entre habilidades duras y blandas
Antes de entrar a comentar en detalle las actitudes y aptitudes profesionales más demandadas, debemos hacer una primera distinción. ¿Cuál es la diferencia entre habilidades de núcleo duro y habilidades de núcleo blando?
Podríamos resumirlo de la siguiente manera:
Habilidade Duras: Son aquellas relacionadas con los requisitos técnicos que debe tener una persona para acceder a un puesto de empleo. El manejo de idiomas, las habilidades informáticas, etc. se incluirían en este grupo.
Habilidades Blandas: Por su parte, las habilidades blandas se refieren a las características que tiene una persona de manera intrínseca, pudiendo ser modificables. En este caso, podemos citar aptitudes como la empatía, la capacidad de escuchar, etc.
En resumen, las habilidades de núcleo duro se refieren a los conocimientos de la persona, mientras que las de núcleo blando se refieren a sus aptitudes o actitudes ante una situación.
Si ponemos como ejemplo el perfil laboral de un Community Manager, podríamos decir que las habilidades duras son los conocimientos sobre Redes Sociales, herramientas de monitorización, etc. mientras que las habilidades blandas tendrían que ver con aspectos como la creatividad o la capacidad de empatizar con los usuarios, por ejemplo.
¿En qué se diferencian las aptitudes y las actitudes profesionales?
Otra de las cuestiones que surgen cuando se hace alusión a estos dos conceptos, es la diferencia existente entre actitudes y aptitudes profesionales.
Aunque la terminología es bastante similar, es importante entender los matices que hay entre unas y otras:
Aptitudes Profesionales
Hacen alusión a aquello que podemos hacer de manera relativamente innata. Este tipo de características, por tanto, nos predispondrán a hacer de manera más efectiva algunas tareas e implica, también, que nos adaptaremos mejor a unas vacantes profesionales frente a otras.
Actitudes Profesionales
Van ligadas a cómo nos enfrentamos a las diversas situaciones que puedan producirse en un puesto de trabajo. Este tipo de características son cada vez más valoradas por las empresas a la hora de plantearse la contratación de una persona.
EJEMPLO
La extroversión es un rasgo que va ligado a la personalidad y puede hacer que nos adaptemos mejor a ciertos puestos de trabajo como, por ejemplo, los comerciales. En este caso estaríamos hablando, por tanto, de una aptitud profesional.
Por su parte, el hecho de que afrontemos un problema de manera efectiva depende de cómo reaccionemos nosotros mismos a esa situación. Y, por tanto, estará relacionado con nuestra actitud profesional.
El perfil del puesto de trabajo
Como hemos visto más arriba, todos los criterios de selección para un puesto se encuentran habitualmente definidos en el perfil de trabajo.
La información que se incluye es:
Formación: en la mayoría de los trabajos se establecen unos requisitos de formación necesarios para desempeñar el puesto de manera correcta.
Experiencia previa: al igual que ocurre con la formación, suele ser necesario que el candidato cuente con experiencia laboral en el sector, habiendo ocupado un puesto de similares características.
Actitudes y aptitudes profesionales: además de tener en cuenta los requisitos principales relativos a formación y experiencia, también es importante establecer una serie de características deseables para encajar en el puesto de trabajo.
En este ejemplo podrás ver mejor cómo sería la definición correcta de un perfil de puesto de trabajo:
Aptitudes Profesionales
1. Creatividad
Un perfil creativo puede aportar a la empresa nuevas soluciones que quizás, inicialmente, no se le hubieran ocurrido al resto del equipo. Suelen ser personas que están buscando innovación de manera continua y, por tanto, su capacidad para aportar ideas originales suele ser elevada.
2. Persuasión
La capacidad de convencer a otras personas utilizando la persuasión es algo muy valorado, sobre todo en perfiles cuyas funciones están relacionadas con la captación de clientes.
Si tenemos esta habilidad seremos capaces de exponer nuestros argumentos de una manera clara y resolutiva, sin necesidad de tener que imponer nuestras ideas.
3. Flexibilidad
La flexibilidad es una característica que debemos tener muy en cuenta a la hora de incorporar un perfil a la plantilla. Principalmente porque nos garantizará que esa persona es capaz de adaptarse a distintas situaciones que puedan surgir a lo largo de su experiencia laboral.
4. Iniciativa
Otra de las aptitudes profesionales más valoradas, y difíciles de encontrar, es la iniciativa. Es decir, la capacidad para proponer ideas nuevas, alternativas, etc.
Habitualmente los perfiles laborales suelen adoptar una posición más reactiva, limitándose a ejecutar el trabajo para el cual se les ha contratado sin aportar nada adicional.
5. Resiliencia
La resiliencia es una aptitud poco conocida, pero necesaria en cualquier puesto de trabajo. Se definiría como la capacidad de aceptar las situaciones adversas de manera objetiva, siguiendo adelante a pesar de las dificultades.
Esta aptitud se encuentra muy vinculada con la manera que tenemos de interpretar los problemas. Si nos culpabilizamos de cualquier error que ocurra, resultará más complicado encontrar una alternativa que nos permita resolver la situación.
6. Liderazgo
Dentro de un puesto de trabajo el liderazgo será importante, siempre y cuando el puesto requiera un perfil laboral de este tipo. Si bien es cierto que es una de las características que ha cobrado más relevancia en los últimos tiempos.
El liderazgo implica guiar a nuestros empleados formando parte tanto del procedimiento como de la solución. Lejos quedaron aquellos jefes que no se involucraban en los asuntos de la empresa ni con sus empleados.
7. Empatía
Poder ponerse en la posición de otras personas es algo esencial en la mayor parte de los empleos y, además, puede ahorrarnos múltiples problemas.
La empatía puede ayudarnos a comprender las decisiones que toma otra persona
El hecho de poder adaptarse a distintos puntos de vista, puede ayudarnos a entender las decisiones que toman algunas personas en determinados momentos. Valorándolas de una manera lo más objetiva posible.
8. Seguridad
Dudar ante ciertas situaciones no tiene porqué ser un error aunque, cuando estamos hablando de nuestro trabajo o presentando nuestro contenido, puede suponer un problema.
Si no nos mostramos seguros cuando hablamos de nuestro producto, es posible que perdamos un cliente.
Una persona segura se encuentra con menos problemas a la hora de exponer sus argumentos y, además, le supone menos estrés hacerlo.
9. Honestidad
Debemos ser honestos con la información que transmitimos y hacemos llegar, tanto a la empresa como a nuestros compañeros.
Aunque en algunos casos la sinceridad pueda doler, muchas veces es mejor un jarro de agua fría que nos permita replantearnos la estrategia que estamos llevando a cabo, antes que cometer un error irreparable.
10. Disciplina
Podemos encontrarnos con una empleado que tenga muy buenas aptitudes profesionales, pero que sea excesivamente desorganizado, por lo que es probable que tengamos dificultades a la hora de encajarlo en un equipo de trabajo.
Sin embargo, si nos encontramos con una persona que tenga cierta disciplina será más sencillo que se adapte al ambiente laboral y que ejecute sus funciones correctamente.
Hay muchos trabajos que requieren una dosis extra de disciplina. Por ejemplo, cuando llevamos a cabo el posicionamiento de una página web, debemos ser constantes y rigurosos, ya que los resultados de nuestro trabajo se verán a medio-largo plazo.
11. Inteligencia emocional
Las aptitudes profesionales vinculadas a las relaciones interpersonales tienen gran relevancia, y esto mismo ocurre con la inteligencia emocional. Esta característica se encuentra muy ligada a la empatía y, habitualmente, los perfiles que poseen una de ellas cuentan con las dos.
La inteligencia emocional nos permite ponernos en el lugar del cliente para entender mejor sus necesidades
El hecho de tener una buena inteligencia emocional nos permite comprender lo que están sintiendo otras personas y, en algunos casos, puede llevarnos incluso a evitar conflictos.
12. Colaboración o capacidad para trabajar en equipo
De sobra es conocido por todos que el trabajo en equipo es una de las cualidades más demandadas por las empresas.
Para entender su importancia debemos tener en cuenta varios aspectos:
Las relaciones dentro del equipo serán más cordiales si todos tienen la capacidad de trabajar juntos, escuchando el punto de vista de los compañeros.
Las decisiones se enriquecen cuando contamos con distintos puntos de vista. Tengamos en cuenta que, muchas veces, el hecho de tener opiniones diversas puede ayudar a que surjan ideas que de otra manera no hubiesen aparecido.
13. Adaptabilidad
La capacidad para adaptarse es otra de las actitudes profesionales esenciales a la hora de contratar a una persona. Tiene que ver con el hecho de ser un poco «camaleones» y saber hacer simbiosis con el ambiente que nos rodea, sea cual sea el mismo.
Los perfiles más rígidos suelen presentar bastantes problemas a la hora de tener que enfrentarse a diversas circunstancias. Suponiendo, además, una situación bastante incómoda para el propio trabajador.
La flexibilidad y la adaptabilidad son características similares. Si bien es cierto que la primera se refiere a nuestras tendencias innatas, mientras que la segunda está relacionada con cómo nos comportamos ante las distintas situaciones cambiantes que surjan a nuestro alrededor.
14. Gestión del tiempo
Muy relacionado con el aspecto anterior, está el hecho de aprender a gestionar el tiempo que invertimos en la realización de una tarea. Conseguir optimizar el desarrollo de nuestras funciones hace que se reduzca el nivel de estrés, a la vez que aumenta nuestra productividad.
Existen varias técnicas que pueden ayudarnos a mejorar nuestra gestión del tiempo, consiguiendo ser más productivos.
Precisamente por ello, es una actitud bastante interesante y puede entrenarse con el tiempo y las técnicas adecuadas.
15. Polivalencia
Los profesionales que demuestran polivalencia se convierten en uno de los perfiles indispensables para la empresa. Poder adaptarse a distintas tareas puede resultar muy útil en el caso de que, en un momento dado, necesitemos que esa persona colabore en otros puestos de trabajo.
No obstante, no debemos confundir polivalencia con el hecho de tener un exceso de tareas. Si nos focalizamos en demasiadas cosas, corremos el riesgo de no acertar en ninguna de ellas.
Si en nuestra empresa contamos con un perfil polivalente, tendremos más posibilidades de poder suplir ciertas funciones que realizan sus compañeros en el caso de que resulte necesario.
16. Proactividad
Actualmente, todas las empresas buscan perfiles de personas que sean proactivas y estén dispuestas a ofrecer soluciones. Esta actitud profesional implica no quedarse quieto ante una situación, estando en continua búsqueda de alternativas de mejora.
La proactividad implica tener un comportamiento anticipatorio y orientado al cambio
No obstante, la proactividad es una de las cualidades más complicadas para evaluar por parte de los técnicos de selección.
17. Capacidad de resolución de problemas
La posibilidad de solucionar problemas de manera rápida y efectiva también es un rasgo muy valorado por parte de los reclutadores. Debemos aprender a distinguir esta característica de la proactividad, en cuanto a que la segunda no solamente se refiere a las situaciones problemáticas, sino a una actitud colaborativa en términos generales.
Los perfiles con esta actitud son más autónomos y funcionan sin necesidad de tener demasiada supervisión.
18. Capacidad analítica
Tan importante como conocer las emociones de las personas con las cuales nos relacionamos, es la capacidad de controlar las mismas. Mirando al futuro de una manera más analítica.
Muchas veces el hecho de dejarnos llevar por nuestros sentimientos genera malentendidos, por lo que es importante que tengamos la capacidad de analizar desde un punto de vista objetivo. Esta característica se encuentra muy relacionada con la resiliencia, la cual hemos visto previamente.
Dentro del equipo de trabajo es interesante tener un perfil analítico, que sea capaz de interpretar la información en base a los hechos. Sin dejarse llevar por sesgos emocionales.
19. Lealtad
La lealtad hacia una empresa es importante. No en vano, va a ser el lugar en el cual desarrollemos nuestra trayectoria profesional. No debemos confundir la lealtad con el hecho de apoyar a la empresa de manera indiscutible, aunque tome malas decisiones.
Debemos aprender a mantener un equilibrio en el cual quede claro que estamos les apoyamos, pero siendo honestos. Es decir, si en algún caso existe alguna situación con la que no estemos de acuerdo, debemos comentárselo desde la sinceridad y el respeto.
20. Perseverancia
La capacidad de continuar centrados en nuestros objetivos, independientemente de que los resultados que hayamos obtenido previamente no sean positivos, también es una actitud profesional muy valorada.
Persistir en nuestros objetivos es esencial para llegar donde queremos llegar
Debemos tener en cuenta que las cosas no siempre van a salir como nosotros queremos, pero tenemos que insistir hasta que nos encontremos más cerca de nuestros objetivos.
21. Control del estrés
El estrés es uno de los problemas que más nos afecta en nuestro ambiente laboral. Precisamente por ello, debemos aprender a paliarlo en nuestro día a día, estableciendo estrategias para controlarlo.
Algunas personas tienen más capacidad para gestionar este tipo de situaciones de manera efectiva. Esto conlleva unos menores niveles de estrés y una mayor capacidad para manejar situaciones que, a priori, podrían resultar complicadas para otro tipo de perfiles.
Los perfiles que controlan bien las situaciones de estrés son muy valorados en aquellos puestos de trabajo que requieren resultados a corto plazo. Principalmente porque los niveles de estrés que se manejan son mayores que en otro tipo de empleos.
22. Capacidad de comunicación
La última aptitud que vamos a ver, tiene que ver con la habilidad para comunicarnos con otras personas. Es decir, saber expresar qué es lo que necesitamos de manera efectiva y clara.
Una buena comunicación favorece que los compañeros se entiendan mejor, además de evitar malentendidos que puedan acabar derivando en posibles conflictos dentro del equipo.
Conclusión:
Las aptitudes profesionales son algo imprescindible, y es importante evaluarlas correctamente de cara a encontrar un candidato que se adapte bien al puesto de trabajo.
A pesar de que suelen vincularse a perfiles de trabajo específicos, hay algunas aptitudes y actitudes que son genéricas. Y, por tanto, beneficiosas para cualquier empleo.
Si tenemos constancia y trabajamos nuestras capacidades mejoraremos nuestro perfil profesional.
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