Por José Jiménez.
La capacidad de escuchar es innata, pero la escucha activa no tanto, muy pocas personas saben practicar la escucha activa de forma natural. Por el momento nos vamos a conformar con potenciar la actitud de escucha activa de forma consciente, desarrollar esta habilidad hasta integrarla en nuestra forma habitual de comunicar, nos llevará tiempo, pero por algo hay que empezar.
¿A ti te gusta que te presten atención cuando hablas?
Pues claro, ¿a quién no?
Y ¿cómo te gusta que te escuchen?
Pues con interés, con respeto, sin prejucios, sin interrupciones, con empatía, que se centren en la conversación, etc.
Pues, entonces, ¿por qué cuando nos toca escuchar a nosotros la cosa cambia?, nos olvidamos de todo esto y nos centrarnos en nosotros y nuestros mensajes, hacemos grandes esfuerzos para que nuestro mensaje llegue alto y claro.
Nos han educado para dar más importancia al papel de emisor que al de receptor, cómo si lo que tenemos que decir nosotros merezca más atención que lo de los demás, quizás se trate de la necesidad de sentirnos importantes, como se expone en el libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas (Elipse) de Dale Carnegie.
Nos encanta que los demás sepan nuestra opinión, que escuchen nuestras ideas, que se rían con nuestras, siempre, “divertidas” anécdotas, que empaticen con nuestras emociones, etc, etc.
Disfrutamos más, y por lo tanto tendemos a potenciar más la habilidad de emitir mensajes que la de escuchar de forma activa (que tanto nos alaga ver en los otros).
Te propongo un ejercicio, observa a dos personas hablando y te darás cuenta de la cantidad de veces que se interrumpen, cómo se pisan uno al otro, la impaciencia por expresar tus ideas, la prisa por tomar el turno, empatía cero etc.
Si hay un ejemplo de este tipo de diálogos son las conversaciones sobre “Achaques” es muy divertido estar de observador:
– Pepe: Que me vas a contar a mí que llevo ya 3 operaciones.
– Juan: Yo también llevo unas cuantas, dos de corazón y seguramente me tengan que operar otra vez.
– Pepe: Y la semana pasada estuve malísimo, 4 días en cama, con fiebre y tos.
– Juan: A mí todavía me dura el trancazo, me dijo el médico que lo tenía muy agarrado y podía derivar en neumonía.
– Pepe: es que a mí no se me va la tos y ya he tomado de todo.
– Pepe: Ya pasé una neumonía el año pasado, que mal lo pasé.
….Y así podrían estar dos días compitiendo por ver quien está peor pero sin demasiado interés por la situación del otro.
La escucha activa transmite cercanía, interés, confianza y respeto, por eso es una interesante oportunidad de destacar con algo tan sencillo como escuchar plenamente y hacer que el emisor lo perciba.
Técnicas de escucha activa en la entrevista de trabajo.
Empatía. Intenta, por un momento, ponerte en lugar de la otra persona. Para comprender mejor el mensaje es conveniente entender el estado emocional del otro, las palabras son el resultado de sentimientos, ideas, emociones, motivaciones y contexto, entender esto enriquece el mensaje.
Foco. Escuchar con todo, pon todos tus sentidos (vista, oído y cerebro) a disposición de la otra persona. Atención plena en el momento presente. Es el momento de prestar atención, no es momento de ir preparando tu argumento de replica.
Elimnar/ignorar todas las distracciones. Que suene el móvil, por ejemplo, no ayuda a mantener una conversación fluida.
Neutralidad. Escucha sin juzgar, mantén una actitud abierta y receptiva. Puedes sacar tus conclusiones y tener una opinión, pero que no sea una conclusión precipitada que influya negativamente en el desarrollo de la conversación.
No interrumpir. Es una falta de respeto y de educación. Deja que la otra persona acabe su argumento, y deja un breve espacio de tiempo antes de tomar el turno para asegurarte que la persona ha concluido.
Lenguaje corporal. Contacto visual frecuente, posición abierta/receptiva (nada de manos o brazos cruzados), inclinar el cuerpo hacia adelante, sonreír y expresión facial relajada son algunos elementos del lenguaje no verbal que contribuyen a que el entrevistador perciba que le estás escuchando activamente.
Pedir que repitan parte del mensaje o hacer preguntas. Hacer preguntas sobre la exposición o pedir que te repitan o expliquen algún punto concreto, también es una buena forma de mostrar que estás metido de lleno en la conversación.
Parafrasear. Una herramienta muy útil para evidenciar que estamos escuchando es usar elementos de la pregunta del entrevistador como parte de nuestra respuesta. Ej: ¿Has tenido que enfrentarte a alguna decisión difícil para mantener a un cliente? En estos años hemos tenido que enfrentarnos a varias decisiones complicas, recuerdo una en concreto….
Refuerzos de escucha activa. En este punto me refiero a las típicas expresiones que indican que estamos siguiendo el hilo de la entrevista: ajá, estoy de acuerdo, lo entiendo, ok, comprendo, claro, etc. Con esto estamos dando feedback a nuestro interlocutor, confirmando que estamos siguiendo sin problema su exposición.
Responder correctamente. Asegúrate de estar respondiendo de forma precisa a lo que el entrevistador pregunta. Que mayor muestra de estar escuchando que responder a lo que nos preguntan.
Practicar. Toca práctica, aprovecha todas las ocasiones que tengas para ir perfeccionando tu técnica hasta integrarla en tu forma de conversar. Tus relaciones sociales mejoraran.
¿Te molesta que no te escuchen?
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