Por Capital Humano
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De los millennials a los Perennials hay solo un paso.
Las causas son muchas, pero el aumento de la población de tercera edad que necesita y puede trabajar está empujando cada vez más a este segmento de la fuerza laboral. Así lo demostró la Encuesta Nacional de Empleo del trimestre móvil enero-marzo que entregó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), donde se muestra que el empleo en personas mayores a los 65 años aumentó en un 6%.
Otra cifra relevante es que según el informe de Estadísticas de Informalidad Laboral del mismo organismo, lanzado en febrero de 2019, el tramo etario de 65 años y más es el con mayor tasa de ocupación informal (54,6%), 2,3 puntos porcentuales más que el año anterior.
Y no pasa solo en Chile.
El envejecimiento de la población es un fenómeno mundial que implica un desafío para los países y no afecta solamente al mercado laboral, por lo tanto, los cambios, medidas y soluciones deben abarcar todos los ámbitos. Aun así, las empresas no están exentas de esta responsabilidad.
Por eso es que Karina Pérez, directora de Robert Half en Chile y experta en reclutamiento, nos entrega tres consejos para que una empresa pueda hacerse cargo de este fenómeno:
Capacitar a los talentos maduros: la tecnología cambia cada vez más rápido, siendo muy difícil estar al tanto de todos los avances tecnológicos, por eso es importante capacitar a los colaboradores. Hacer charlas, cursos y talleres que ayuden a estas personas a entender qué está pasando y cómo usar ciertas herramientas, puede hacer un cambio en la brecha etaria al interior de una compañía.
Flexibilidad horaria: para muchos adultos mayores, una jornada laboral muy larga puede ser sumamente intensa, por lo que es necesario flexibilizar los turnos. Pueden, por ejemplo, trabajar medio día o irse más temprano, de esta forma se puede fomentar la permanencia y la productividad de profesionales sénior.
Transmitir conocimientos: la diversidad de cualquier tipo dentro de una compañía siempre será una ventaja. Tanto jóvenes como adultos mayores cuentan con habilidades y visiones diferentes que se pueden complementar, por ello es necesario crear instancias donde los profesionales con menos experiencia y quizás un mayor conocimiento en tecnología puedan traspasar sus habilidades a colaboradores sénior y viceversa.
Aún queda mucho por hacer para la inclusión laboral del talento maduro, pero con algunos pequeños cambios se puede avanzar hacia la incorporación de la tercera edad al mercado laboral y diversificar el talento en las empresas.
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