Por Eme de Mujer / Silvia Sánchez
Tus genes son los culpables principales de tu piel grasa. Pero hay otros factores, como tu actividad diaria, ambiente y hormonas que juegan un rol importante para exacerbar el aceite en tu piel. ¿Estás destinada a vivir con piel brillosa y acné toda la vida? No necesariamente
1. Encuentra un buen limpiador
Esto suena contraproducente, pero los limpiadores con aceite están hechos para lidiar con la piel grasa. El aceite de tu limpiador atrae el cebo de tu piel para que puedas limpiarte correctamente, sin eliminar la grasa por completo.
Tu piel debería sentirse suave, no apretada, después de limpiarte. Sin embargo, si este tipo de limpiadrores no te gustan, puedes comprar uno con ácido salicílico, pues no sólo exfolia y elimina granitos, sino que los ingredientes atacan directamente la grasa.
2. Hidrátate
Es obvio: si tienes la piel muy grasosa, no querrás aplicar ningún otro humectante. Sin embargo, el humectante es importante para mantener intacta la barrera de tu piel. Esta capa externa de la piel se encarga de bloquear los irritantes externos (como las bacterias y rayos UV) y mantener la humedad dentro. Pero no necesitas ingredientes pesados. Al contrario, es importante comprar lociones y serums ligeros.
3. Alterna tus activos
El uso excesivo de ingredientes en cualquier tipo de piel puede provocar irritación. Para la piel grasa, esta irritación puede manifestarse en muchísima grasa. Es por eso que es súper importante atenerse a sólo un activo durante la noche. Esto quiere decir que si usas un exfoliante con una concentración baja de ácidos o encimas, debes usarla sólo en las noches.
4. Consulta un dermatólogo
En lugar de tratar de adivinar qué producto le conviene a tu piel, deberías consultarlo con un dermatólogo. Y si estás luchando con mucha grasa o aceite o un acné horrible, no hay nadie mejor que un especialista para recetarte el tratamiento correcto.
5. Elige bien tu maquillaje
En cuanto a productos para la piel, es importante evitar bases pesadas que saturen los poros. Opta por texturas ligeras que traigan las palabras “control de aceite” o “matte.” Y si sólo quieres cubrir una que otra imperfección, opta por el polvo, en lugar de las cremas.
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