Por Sonora Star
Crecer y vivir con perros nos cambia la vida. Los perros no son simples mascotas: son compañeros de juego, guardianes y amigos incondicionales que estarán para nosotros sin juzgarnos.
Quienes tienen la fortuna de contar con uno sabrán que su amor es invaluable, y que a pesar de que en ocasiones son traviesos, su actitud alegre nos enseña importantes lecciones de vida.
Algunas personas se han topado con muchos perros en sus distintas etapas de crecimiento. Amigos caninos adorados que se han despedido de este mundo pero que permanecen en nuestros corazones por habernos enseñado sobre el amor, la paciencia pero también sobre la responsabilidad.
Es por eso que, en memoria de los perros que ya no nos acompañan y en honor a los que hoy nos alegran el día, compartimos siete enseñanzas que los canes regalan a los humanos.
1. Amor incondicional
Los perros nos enseñan la importancia del compromiso y de abrir nuestro corazón a los demás. Gracias a esto podemos aprender sobre el verdadero poder de la lealtad y del amor incondicional, un amor que dice “amo tenerte a mi lado siempre porque gracias a ti mi vida es mucho mejor”.
2. Paciencia y perdón
Con sus ocurrencias y travesuras, los perros nos enseñan a no enfadarnos. La vida no siempre es color de rosa, y nuestros perros lo saben. Aún así, están dispuestos a perdonar cualquier arrebato de nuestra parte y a seguir adelante, porque hay un vínculo mucho más grande que nos une.
Ellos nos entienden y saben que perdonar es importante para continuar siendo felices. Nuestro perros tienen bondad y pureza en su ser.
3. Vivir el momento intensamente
A los perros les gusta pasear, disfrutan jugar y saborean la comida como si fuera la primera o la última de sus vidas. Ellos también tienen sus ansiedades y preocupaciones, pero cualquier cosa les brinda alegría y parecen vivirlo todo intensamente.
Además, pasan el tiempo explorando y haciendo ejercicio. No pasan el día sin entrar en acción, aunque sea un breve instante. Cuando salen a pasear, no les importa a dónde van, simplemente están felices de acompañarte y comprenden la importancia de gozar estos momentos. Y nada nos hace sonreír tanto como ver lo feliz que se ponen cuando están por salir a caminar.
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4. Aceptar el desorden
A pesar de ser un poco desordenados, en medio de este caos saben perfectamente dónde encontrar sus huesos y juguetes.
Para ellos no hay lógica en perder el tiempo organizando sus cosas o estableciendo prioridades; están contentos con lo poco que tienen, y saben disfrutarlo. Si tomas uno de sus juguetes para colocarlo en otro sitio, te darás cuenta cómo van detrás de ti para saber dónde lo guardaste. Si tan solo pudiéramos organizar nuestra vida sin preocuparnos de ser tan ordenados…
5. Disfrutar las cosas simples de la vida
Escuchar la respiración pacífica de los perros cuando duermen por las tardes o noches nos da una paz indescriptible. Ellos se acuestan a nuestro lado y esto los hace sentir seguros y amados.
Aunque ellos aprecian el alimento que les damos o los juguetes que les regalamos, no existe cosa que amen más que nuestra compañía. (Si no lo crees, adopta a un amigo canino y observa cómo tu amor les cambia la vida).
6. Prestar atención al lenguaje corporal
Puede que no comprendan bien lo que decimos verbalmente, pero saben cómo nos sentimos o si les estamos diciendo algo a través de nuestros gestos, movimientos o posiciones. El vínculo entre tú y tu perro los vuelve hábiles para entenderse, casi como si crearan su propio lenguaje. Los animales son verdaderos detectores de emociones.
Es muy común que aquellos que hayan compartido sus vidas con perros hayan tenido la sensación de que realmente entienden lo que les decimos. Y es cierto, lo hacen. Quizás no lo que les decimos o cómo se los decimos, pero su capacidad de comunicación y retroalimentación es increíble. Esto nos hace conscientes de todo lo que podemos transmitir con la comunicación no verbal.
7. Sentirnos únicos e irrepetibles
Los perros nos enseñan cientos de cosas, te dan amor y te siguen a lo largo de sus vidas. Pero lo mejor de todo es que nos enseñan a aceptarnos a nosotros mismos y a darnos cuenta que merecemos ser amados, porque ellos nos quieren sin importar quiénes seamos.
Los perros pueden llegar a hacernos sentir que somos mejores personas. Nos enseñan que podemos ser amados intensa e incondicionalmente. Pero también nos enseñan el valor de decir “te amo” todos los días, y también a expresarlo sin palabras.
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