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Salir a correr o golpear un saco de boxeo no son las mejores formas de salir de un cabreo, según una reciente revisión de al menos 154 artículos científicos. Los expertos revelan cuáles son las actividades más eficaces.

Alo largo de nuestra vida, los enfados o arrebatos son casi inevitables. Desde pequeños contratiempos hasta grandes frustraciones, todos hemos enfrentado alguna vez situaciones que nos hacen perder la calma. Durante años, se ha creído que desahogarse, ya sea golpeando un saco de boxeo, gritando o corriendo, es una forma efectiva de liberar esa ira contenida.

Sin embargo, un estudio reciente ha sugerido que esta idea generalizada podría ser más perjudicial que beneficiosa. En concreto, los resultados de dicho trabajo arrojan una conclusión clara: cuando estamos cabreados es mejor intentar relajarse que desahogarse.

Esta afirmación proviene de un exhaustivo meta-análisis realizado por Sophie L. Kjaervik, investigadora de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, y Brad Bushman, psicólogo y profesor de comunicación en la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.).

Ambos expertos revisaron hasta un total de 154 estudios que analizan cómo diferentes actividades que aumentan o disminuyen la activación fisiológica influyen sobre el enfado y la ira. Este trabajo, publicado en la revista Clinical Psychology Review, revela hallazgos sorprendentes sobre la mejor manera de manejar esta poderosa emoción.

El mito del desahogo

Durante décadas, la cultura popular ha promovido la idea de que desahogarse es una forma saludable de lidiar con el enfado. El concepto de ‘aliviar’ las emociones, como golpear un saco de boxeo o gritar en una almohada, se ha extendido tanto que muchos lo consideran una estrategia efectiva para calmarse. Pero ¿qué dice la ciencia al respecto?

De acuerdo con la investigación de Kjaervik y Bushman, el desahogo no solo es ineficaz, sino que puede aumentar la ira y la agresión. “Las actividades que influyen en los niveles de activación fisiológica tienen un profundo impacto en la ira y la agresividad”, afirman los investigadores.

Por tanto, este hallazgo desmontaría el mito de que “dejar salir” el enfado de esa forma es terapéutico. Al contrario, actividades como golpear un saco de boxeo, gritar o romper objetos deliberadamente, no son formas saludables de lidiar con la ira. De hecho, pueden empeorar la situación al mantener o incluso intensificar el estado de activación fisiológica.

Y es que, cuando se está en un estado de activación fisiológica elevada -por ejemplo, cuando corremos, montamos en bici o golpeamos un saco de boxeo-, aumenta la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria y la conductancia de la piel debido a la actividad de las glándulas sudoríparas.

Esta respuesta es parte de nuestra biología de lucha o huida, diseñada para ayudarnos a enfrentar amenazas. Sin embargo, en el mundo moderno, esta respuesta fisiológica puede ser contraproducente si no se maneja adecuadamente, tal y como indican los autores del estudio.

“La ira es una emoción negativa asociada con una activación fisiológica elevada”, añaden. Así, el problema es que ese tipo de actividades pueden mantener o aumentar este estado de activación, lo que hace más difícil calmarse y, de hecho, puede empeorar la situación.

Un ejemplo paradójico es el de salir a correr, una actividad habitual que muchas personas consideran útil para desahogarse. Pero la literatura científica consultada por Kjaervik y Bushman muestra lo contrario. “Comprobamos que salir a correr puede incrementar esa ira o enfado”, indican. “La naturaleza repetitiva del footing puede inducir sentimientos de monotonía y frustración, exacerbando potencialmente la furia en lugar de aliviarla”, agregan.
 

Relajarse para calmar la ira

Entonces, si desahogarse no es la solución, ¿qué podemos hacer cuando estamos furiosos? La respuesta, según la revisión de Kjaervik y Bushman, es enfocarse en actividades que disminuyan la activación fisiológica. “Mediante la realización de actividades como la respiración profunda, la relajación muscular, el yoga, la meditación o el mindfulness, se pueden controlar o reducir los sentimientos de rabia y los impulsos agresivos”, señalan.

En este sentido, estas actividades son altamente efectivas para reducir el enfado porque ayudan a bajar los niveles de activación en el cuerpo. Al calmar el cuerpo, también se calma la mente, lo que permite un enfoque más racional y menos impulsivo ante la situación que desencadena ese cabreo.

Así pues, estos científicos instan a intentar controlar estas emociones de la mejor forma posible. “La mayoría de la gente no dispone de técnicas eficaces para controlar sus arrebatos”, advierten. Sin embargo, recuerdan que existen estrategias y actividades que son muy eficaces.

“En un mundo que tiene que lidiar constantemente con los peligros de la furia descontrolada, estos hallazgos ofrecen a las personas herramientas basadas en la evidencia para el control eficaz de la irritación, fomentando resultados más saludables para la convivencia social”, concluyen.

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