Por Sonora Star
Hay algunos viajes que nos cambian para siempre y crean memorias que quedan grabadas en nuestras mentes y corazones. Aunque algunos consideran que se trata simplemente del entusiasmo del momento y que el efecto pasa pronto, ahora un nuevo estudio psicológico revela evidencias de que los viajes realmente pueden cambiarnos.
Investigadores de la Universidad de Jena analizaron los efectos psicológicos de viajar. Trabajaron con un grupo de estudiantes alemanes, la mitad de los cuales se estaba preparando para estudiar en el extranjero mientras que la otra mitad iba a cursar la universidad en su país de origen. Todos los estudiantes completaron unas pruebas de personalidad, las cuales repitieron al final del semestre.
Los resultados no dejaron lugar a dudas, viajar cambia nuestra personalidad, influyendo en cinco aspectos fundamentales: las emociones, la extraversión, la amabilidad, la responsabilidad y la apertura a nuevas experiencias.
Viajar no es solo cambiar de lugar, sino de ideas
1. Te conviertes en una persona más abierta a las nuevas experiencias
Todo aquel que haya viajado puede dar fe de que las cosas no siempre salen según lo planeado. Los retrasos en el vuelo, el mal tiempo o cualquier otro revés puede obligarnos a cambiar el plan. Por eso, quienes viajan con frecuencia suelen ser conscientes de que lo verdaderamente importante no es la situación sino cómo reaccionamos ante ella.
Por tanto, estas personas suelen mantenerse abiertas a las nuevas experiencias y asumen una actitud más flexible y espontánea, aprenden a fluir con la vida.
2. Juzgas menos a los demás
A las personas no les suele gustar lo que no entienden, y lo critican duramente. Sin embargo, al viajar nos exponemos a diferentes culturas y formas de pensar que terminan cambiando nuestra visión del mundo y derrumban nuestros estereotipos.
No obstante, este cambio solo se produce cuando realmente experimentamos e intentamos comprender la cultura local.
3. Amplificas tu lado más extrovertido
Viajar implica tener que hablar con muchísima gente a la que no conocemos, desde los asistentes de vuelo y el personal del hotel hasta el taxista que encontramos en países extranjeros. De cierta forma, viajar nos obliga a sacar a la luz nuestra faceta más extrovertida, por lo que poco a poco nos iremos dando cuenta de que nos sentimos más cómodos conversando con completos desconocidos.
Así terminaremos haciendo nuevos amigos y mejorando nuestras habilidades sociales.
4. Tu zona de confort se amplía considerablemente
Mientras más viajemos, más lejos estaremos dispuestos a llegar, y más cosas diferentes podremos descubrir. De esta forma, salimos paulatinamente de nuestra zona de confort, hasta que damos cuenta de que nos sentimos cómodos en situaciones que antes eran impensables.
Esto se debe a que poco a poco nuestro cerebro comprende que no hay nada de nada de malo o peligroso en aventurarse más allá de los sitios que conocemos o en alejarnos de nuestras costumbres y hábitos. Así, desarrollamos una autoconfianza de acero que nos será muy útil para la vida cotidiana.
5. Desarrollas la creatividad
No hay nada como los viajes, un paisaje nuevo, una arquitectura diferente o incluso nuevos aromas para potenciar la creatividad.
Por eso, las personas que tienen un trabajo creativo necesitan viajar con frecuencia, pues en esos viajes encuentran nuevos motivos de inspiración. Viajar nos impulsa a pensar fuera de los límites establecidos y nos devela nuevas formas de hacer las cosas.
6. Valoras más lo que tienes
Quienes viajan con los ojos bien abiertos, suelen regresar a casa sintiéndose muy agradecidos. De hecho, distanciarnos de la vida cotidiana nos permite valorar las pequeñas cosas que normalmente damos por sentadas, pero que no lo son.
Se trata de un cambio de perspectiva que nos hará mucho más felices porque nos permite comprender que no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita.
7. Asumes tu grado de responsabilidad
Al viajar comprendemos que cada una de nuestras acciones tienen consecuencias. Si llegamos tarde perdemos el vuelo y si nos quedamos dormidos, es probable que nos quedemos sin desayuno gratis. A estos contratiempos cotidianos se le suma que debemos aprender a gestionar nuestro tiempo y recursos en un país extranjero, probablemente con costumbres y un idioma diferentes.
Sin duda, este tipo de experiencias nos hacen madurar y nos convierten en personas más responsables.
Te puede interesar:
5 formas de ‘desconectarte’ del mundo y relajarte